Para desenvolver artefactos recubiertos en papel
conviene tener en cuenta algunos detonantes.
Se sospecha de un cúmulo de luces, algunas poco legibles y estruendosas, otro grupo más sereno y cauto. Se entrelazan con el fin de iluminar los corazones del pueblo.
Mientras tanto en los exteriores del mercado,
La gente luce diversos estados de ánimo, con mucha facilidad se encuentran a la venta máscaras para todo tipo de ser humano.
El otro detonante, son los niños cantores, son los únicos autorizados a prender las velas, esto a veces trae consecuencias imprevisibles, travesuras decían unos, malacrianza y corrupción otros.
Ocurre a veces que nos invitan a deponer nuestras máscaras, hay quienes pueden quitárselas con facilidad, otro grupo, las tiene recubiertas con una sustancia parecida a la brea.
El tratamiento de limpieza, diversifica sentimientos, es preciso usar agua florida casi extinta y soles extenuantes.
La demanda supera los beneficios de la luz -oigan, esto hay que aceptarlo- es la oferta quien se corona con el primer puesto.
Para reanimar a quienes llegan con sentimientos aturdidos a la fiesta, es útil, saludar al futuro con un adjunto de fe, mirarnos a los ojos, sin perder el equilibrio.
foto y texto : Elsa Estremadoyro