En la casa estilo Tudor de la avenida Arequipa, el diseño interior y el exterior podrían valorarse como sujetos de cuento. Curiosamente, no siempre las hadas fueron generosas con los inquilinos, incluso los árboles del jardín abanicaban las ventanas con cierto aire descompaginado.
Juraría que una vez vi a Alicia saltar sin parar los adoquines de ajedrez que estaban impresos en el salón de la entrada. La casa, por otro lado, tenía el don de la sorpresa con los invitados, a quienes acogía espaciosamente. Pero, esto hay que decirlo, no mantenía el mismo equilibrio con sus habitantes. Hansel y Gretel pasaron algunos días alojados en la habitación del tercer piso, sin permiso para salir, de buena fuente corrió la voz de que Ricitos tuvo que tender, solita, las veinte y nueve camas todo terreno del segundo piso. Sin duda, lo que si hubo en la casa, fue una enorme actividad paralela.
texto y foto : ELSA ESTREMADOYRO